«Admirar no nos acerca en absoluto al objeto de nuestra admiración, por mucho que uno pegue la nariz al cristal de la panadería no se aproxima un milímetro más a la tarta de chocolate» Ray Loriga
Me levanto tarde. Café, diarios, televisión: noticias. Entre ellas asoma Laura Antonelli. Me acomodo en el sofá y enciendo un cigarrillo. Son muchos los años que no sé nada de ella.
Cómo no admirarla. Una belleza de aquellas que, como el pastel de Loriga, está lejos pero intuyes su olor, cómo sabría en tu boca, su suavidad en tus manos, y te provoca. Laura encierra dulzura y humanidad. Hoy como ayer.
Siendo profesora de educación física de unas niñas que se fatigaban más de lo normal, la contrata la Coca Cola Italia para hacer anuncios en televisión. Así comienza su carrera frente a las cámaras. Apareció en 45 películas de distintos países: Italia, Francia y Estados Unidos, entre otros.
Laura hace soñar. Mis amigos y yo nos identificamos plenamente con aquellos adolescentes italianos que la espían por unas rendijas mientras ella se moja el cuerpo perfecto bajo la ducha, que se deleitan con la imagen del agua que empuja suavemente la espuma blanca sobre las curvas de su piel tersa, dócil, entre sus senos, bajar la colina dulce de sus nalgas y las piernas hermosas, hasta los pies, que se erigen como un nuevo fetiche para nosotros.
Cualquier forma de autoplacer era pecaminoso por aquellos días de cine de barrio, sin embargo, era más fuerte el anhelo que infundía la mirada incierta y maternal, el cuerpo voluptuoso y las maneras algo tímidas de Laura, que todas las reconvenciones de los hermanos Maristas, que todo el infierno concebible y temido.
Laura es Ángela en «Malizia» (1973), una joven que entra a trabajar en la casa de un viudo con tres hijos de 16, 14 y 9 años. Nino, el chico de 14, se obsesiona con la belleza de Ángela e intenta seducirla repetidas ocasiones, ella lo rechaza pero lo deja hacer, un poco; le divierte esa situación del niño que nace al erotismo. Laura y el padre de la casa se enamoran y deciden casarse, la noche previa a la boda el padre y el hijo mayor salen de casa mientras el pequeño duerme, entonces Nino aprovecha para escabullirse en la habitación de Ángela. La acosa, quiere tocarla, besarla, ella intenta escapar por la casa está prácticamente a oscuras, y él la persigue con una linterna. Finalmente tropiezan y caen. Es entonces cuando, de repente, Ángela decide pasar de la defensa al ataque, y el adolescente acosador que se queda atónito con lo que sucede entonces. En la oscuridad, rozando la coacción, ella hace que Nino la penetre, mientras grita cosas eróticas, hasta que llegan ambos a la cúspide, y luego deslizan sobre el suelo, entre risas.
La escena siguiente es de después de la boda. El recién casado padre se acerca a Nino, fuera de la iglesia, y le dice: «ahora debes llamar a Ángela mamá.»
Laura. Pasan los años. Su foto está en las portadas de revistas y las pantallas de cine y televisión. Tiene un romance muy publicitado en la prensa rosa de la época con Jean Paul Belmondo, luego de una película que filmaron en Francia.
Es 1991. Laura da una fiesta en casa antes del rodaje de Malizia 2000 (un «remake» de la película que la había hecho famosa) y quería celebrar por todo lo alto. De pronto la policía se presenta para efectuar un registro, y encuentran cocaína. 36 gramos. Se inicia el proceso judicial y Laura es sentenciada a tres años por tenencia y tráfico de estupefacientes. Sin embargo, la película se comenzó a filmar de acuerdo a lo programado. La presión mediática se hizo asfixiante, parece que se dieron cuenta que Laura era débil y la acosaron, le hicieron la vida un infierno.
Durante el rodaje de Malizia 2000 le aconsejan inyectarse colágeno para borrar arrugas y algunos otros datos de la edad, pero la mala suerte se le vuelve a presentar en forma de una reacción alérgica que la desfigura. No volvió a aparecer en público. No quiso seguir rodando. Demandó a la productora. La sentencia por tráfico de drogas le sería revocada después de un largo proceso por la Corte Suprema el año 2000, declarándola inocente de tráfico pero se hizo pública su adicción.
Para ese momento ella ya se había retirado del mundo. Encerrada por años, comenzó un proceso de desorden mental que la llevó a internarse en varios centros especializados en el tratamiento de enfermedades nerviosas. Perdió sus posesiones (casa, automóviles, etc) a manos de personas sin escrúpulos que se aprovecharon de su situación de desamparo. Acabó recluida en un apartamento de una sola habitación, escuchando en la radio programas religiosos casi todo el día y rezando a todas horas. Su amigo Lino Banfi (actor) la encontró hace dos años (2008), habló con ella por teléfono (no dejó que la viera ni que la visitase, de hecho no quiere ver a nadie, incluso hoy) y le confesó que vivía con 510 Euros al mes, más la ayuda de la parroquia para comer.
Laura. No sabes lo importante que es para mí decirte que lo siento, que siento mucho lo que somos capaces de hacerte sufrir, lo que el mundo es capaz de hacer, de hundir sus garras hasta lacerar tu delicada piel para hacer brotar el dolor más horroroso, intenso y silencioso, aquél que sufre quien, como tú, se enfrenta con un monstruo a oscuras. Veo tus últimas fotos y sé que eres víctima del horror del lado oscuro de la fama y también de la necesidad que tiene el público de ver caer un ángel para escupirle encima y decir: «si solo es una más !qué se había creído! una drogadicta, una mujer fácil… Tiene lo que se merece.”
Intuyo que no te has matado por católica o simplemente porque no puedes, o no te atreves, pero te han matado en vida y tú solo buscas en la oscuridad la llegada de aquel que te rescatara de la vida a la que te han confinado.
Desde mi mundo de adolescente adoré cada centímetro de tu piel, cada caída de tus párpados, cada movimiento de tus pequeñas manos para acomodar la corta cabellera rizada. Contigo aprendí a amar a la distancia, y, a la vez, a sentir la belleza muy cerca. Hoy, lejos de todo aquello, observo tu dolor y lo comparto, de alguna manera, escribiéndote esto, revisando tus fotos, tus películas. Mi recuerdo vuela hacia ti, y solo quiero decirte que, para mí, sigues siendo muy importante.
He llegado aquí por A.B. y me ha encantado tu homenaje a Laura Antonelli, rezuma sentimiento sin ser ñoño y engancha desde el principio. La has traído a mi memoria, y ¡qué pena me ha dado!
Volveré.
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Hola Elena: Muchas gracias por tus palabras. He leido tu blog (algunos relatos) y me ha gustado tu forma de escribir, vital y clara, buenas ideas y las llevas a cabo con facilidad. Te seguire leyendo.
Un abrazo
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Sí, realmente la vida de Laura Antonelli ha sido lamentable. Las últimas noticias que tuve de ella, que son las mismas que tú proporcionas, deberían hacer reflexionar a unos cuantos. A mí nunca me entusiasmó, ni como mujer ni como actriz, pero su derrumbe físico y su triste destino me hacen apreciarla como no la aprecié entonces. Quizá sea porque uno no se espera esas tristezas en la vida (que son más frecuentes de lo que nos pensamos).
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Hola J.C.
Una lastima lo que le sucedio a Laura Antonelli, llegar a perder la salud fisica y mental es algo muy duro para la vida de cualquier persona, sin contar que se quedo en la miseria… es otro ejemplo de lo que puede hacer la fama y aquellos que viven de los famosos, tanto les da lisonjearte como vapulearte, el tema es vender (revistas, articulos, fotos, lo que sea)
Un abrazo
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Suscribo totalmente lo que escribes de Laura, muchas salas de cine atestiguaron mi devoción por esta bella actriz que tantas alegrías húmedas nos dio. Su caída es dolorosa y lamentable. La recordaré siempre con Malicia. saludos
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Hola minicarver!!
Un gusto verte por aqui.
Muchas alegrias, es verdad, independientemente que fuera buena o mala actriz nos daba alegrias, que era lo que el cuerpo pedia a los trece, catorce anyos. Luego vino todo lo que le vino a la pobre mujer. Yo no supe de ella desde mi adolescencia hasta que me entere de su debacle hace poco.
Un abrazo y nos leemos pronto
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Hola Javier, muy bueno tu artículo sobre Laura. La triste realidad de tantos artistas que no pueden con la efímera fama. Recuerdas a Marilyn?
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Hola Humberto, me alegra que te haya gustado. Laura Antonelli ha muerto hace pocos días. Este texto lo subí el año 2010 cuando me enteré de la vida, las condiciones y la soledad, en las que sobrevivía Laura. Así, se podría hablar de ‘las dos vidas de Laura”: una vida de gran diva, bella, famosa y rica, reina de la prensa rosa y conocida por sus romances con grandes estrellas del cine como Belmondo y la otra, deformada por la prensa y la cirugía, perseguida por la mala suerte, atacada por traumas que deterioraron su salud mental y por la crueldad del mismo público que antes la había admirado y aplaudido, esa vida la llevó a su retiro y aislamiento casi total, solo acompañada por su religiosidad obsesiva llena de monjas e imágenes de santos, despojada de bienes, recibiendo limosna de la parroquia que le daba de comer durante los últimos años de su vida que acabó, finalmente, con su muerte por infarto, sola, a los setenta y tres años.
Saludos y gracias por leer!
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