Lujo Tailandés

Él es Thai, no debe levantar ni un metro sesenta del suelo, aunque aún no lo había visto de pie. Afuera es Bangkok y en la calle hace calor con olor a comida.
Al llegar al hotel quise usar Internet en la habitación. Tenían banda ancha las 24 horas. Todo: sitios de escritores, diarios, downloads. Un lujo asiático. Soy escritor en ciernes. Llegué un jueves.
Como mi ordenador no entiende de lujos algo no le funciona para el acceso a la red. Típico.
Salgo al bullicio de la atestada calle con mi laptop bajo la axila. Centro Comercial enorme. Encuentro el lugar que me indicaron en la recepción del hotel.

Deje su ordenador y regrese en una hora.

Impaciente, estoy de vuelta 5 minutos antes de lo convenido. Él me mira desde su cuerpo delgado y sus ojos rasgados, casi como los míos. Ya está, ok.  Lo pone frente a mí, sobre el mostrador. Enciendo, lo miro, sonreímos. Lo que me espera -pienso-, nadie que me moleste, una mesa, una silla, aire acondicionado, room service y todo el tiempo del mundo para leer escribir, bajar música, libros, películas.

No debe pesar más de 70 kilos. Me quedo mirando fijamente la pantalla del ordenador. Todos mis programas y archivos: desaparecidos.

Ya funciona, ya se puede conectar a Internet de banda ancha -me dijo-. Era un problema con Windows, pero ya lo solucioné, he “reseteado” la máquina y le he instalado la última versión… No problem. Sonríe.

La policía, después casi de dos horas -entre la espera e interrogatorio- toma mis huellas. Él está con su jefe, sentado a la entrada de la comisaría. Su camisa blanca -rota como la mia- muestra partes de su cuerpo, un cuerpo delgado y fibroso que nunca debí subestimar. Quién iba imaginar que un empleado de servicio técnico practica boxeo tailandés; con la ofuscación olvidé dónde estaba, en qué país. El resto forma parte del diario de mi torpeza.

Más tarde, o tal vez mañana, es probable que me expulsen del país. En Tailandia no entienden de escritores en ciernes que se vuelven locos por unos cuantos relatos perdidos.

Acerca de Javier Revolo

Javier Revolo escribe "Relatos Tóxicos" https://javierrevolo.wordpress.com/ y forma parte de la Asociación literaria Trilce que promueve la creación en lengua castellana en Australia. Vive en Sídney, Australia, y es abogado.
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6 respuestas a Lujo Tailandés

  1. annefatosme dijo:

    ¿Pero Javier, que demonios habías escrito? en este calor con olor a comida (muy justo, me encanta).
    un abrazo,

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  2. Elena dijo:

    Este relato me resulta un poco confuso. Debo estar espesa porque he tenido que leerlo varias veces para enterarme. :-D. ¡Y no me extraña que le pegaras! Pa matarle…
    Besos

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    • Hola Elena:
      Antes que nada gracias. De ningun modo estas espesa, entiendo perfectamente que no le encontraras mucho sentido al relato, simplemente estaba mal escrito, faltaban piezas, datos importantes… no se por que lo puse asi, suelo ser mas cuidadoso antes de postear, bueno, pero gracias a que me lo dijiste lo volvi a leer y me di cuenta que no se entendia. Ahora -creo- esta mejor, aunque tampoco es un relato como para lanzar fuegos artificiales en la bahia de Sydney jejeje
      Un beso y gracias de verdad

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      • Elena dijo:

        Sí, ahora está más claro lo sucedido. A veces como uno tiene clara la historia en la cabeza cree que los demás también van a pillar los detalles omitidos.
        Es una historia simpática, muy de tu estilo (que aunque te leo hace poco lo tienes definido, y eso es bueno), aunque no sea de fuegos artificiales. 😀
        Otro beso.

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  3. Elena, tienes toda la razon y eso es justo lo que paso. Tengo que prestar mas atencion a ciertos detalles, sobretodo los que forman la historia, para que llegue clara al lector. Algun relato no se debe de hacer asi (relatos donde la sugerencia juega un papel importante) pero en el caso de esta «casi anecdota» no es asi.
    En cuanto a mi «estilo», estoy en eso, buscando donde me siento mas comodo, como fluyen mejor mis sentimientos e ideas al papel.
    Un beso y nos leemos pronto

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