The End

Miren. Es la guerra. En este caso la de Vietnam. Arena rojiza se eleva en el primer plano del video y cubre a medias la visión de la selva. Helicópteros norteamericanos exacerban la tierra seca y escupen una larga fila de bombas de Napalm delante de nuestros ojos, y se alza una pared de fuego entre los arboles. Se inicia el apocalipsis.

The End -canción de The Doors (1967). El sonido de la muerte nos acosa por todas partes. Los soldados norteamericanos atacan una selva anonima y muda en la que, dicen, se ocultan sus enemigos.

En “Apocalipsis now” (1979) -inspirada en el libro de Joseph Conrad «El corazón de las tinieblas» y la película de Werner Herzog “Aguirre, la cólera de Dios” (1972)- se retrata la soberbia del «poder», la equivocacion humana que, hoy lo sabemos, nos puede llevar a la destruccion del planeta, a nuestra desaparicion. El horror y la ambicion. La locura con rostro

Esa lucha del militar «loco» en la película «Apocalipsis now»encarnado por un extraordionario Brando-, y tambien la del conquistador espanol en «Aguirre, la cólera de Dios», nos presenta al hombre erigido, que cree que puede, con ambición y el uso de su fuerza (tecnología), imponerse sobre la naturaleza, vencerla y dominarla, domesticarla.

El rostro, de cabeza, que aparece en la pantalla, es Willard (Martin Sheen) -en el film de Francis Ford Coppola-, un hombre obsesionado con la guerra y que no puede -ni quiere- alejarse de ella. Un militar en busca de una misión para regresar al campo de batalla. Esa misión que espera –acompañado por el alcohol y las autolesiones- finalmente le llega y, con ella, un cambio brutal en su forma de entender la guerra y de paso, la existencia. Willard penetrará en el corazón del mal.

La guerra que observa Willard mientras navega río arriba con sus compañeros en una pequeña embarcación -y nosotros con ellos- es un absurdo con reflejos cómicos y dantescos a la vez. La naturaleza, por otra parte, va adquiriendo -con el internamiento de esos hombres en zonas profundas de la selva a donde ha ido a esconderse Kurtz, el militar traidor, objeto de su misión-, una actitud amenazadora. Los márgenes del río encierran un oscuro poder. Se ve una tupida vegetación y se escuchan los gritos de pájaros, movimientos bruscos de animales entre el follaje, sonidos en la espesura.

Los soldados norvietnamitas casi no aparecen. El enemigo se confunde con la naturaleza. Es una película de guerra contra un enemigo casi invisible, un enemigo interior. Pero los norteamericanos van a ella como a una fiesta, superiores, no ven la posibilidad perder.

Willard, un guerrero, un hombre capaz de brutalidad, busca a otro guerrero, un militar laureado que se ha vuelto «loco» y rebelado contra los suyos, crea su propio reino oculto dentro del territorio que han invadido, monta sus propias normas y las impone cruelmente a sus seguidores. La misión de Willard es matarlo. El poder que se refleja en otro poder, con la diferencia que el «monstruo» Kurtz, el gran traidor, es un hombre solo y no le está permitido ejercer el poder absoluto, la maldad, de forma individual: se ejerce -o se debe ejercer, como sabemos-, de forma administrativa, acéfala, de modo que no se pueda identificar exactamente de quién procede.

Pero la tensión dialéctica que hay entre la naturaleza y técnica está en el corazón de la película. Hay algo más en esa metáfora de la penetración en el corazón de la selva.

Le sucedió a Napoleón contra Wellington. Su artillería pesada se hundió en el barro tras una lluvia torrencial justo antes de la batalla de Waterloo, perdiendo movilidad. Wellington lo derrotó.

A Hitler en su invasión a Rusia. Sabemos que las ordenadas y extramadamente motivadas tropas alemanas se quedaron pasmadas por un frío más allá de cualquier resistencia física. Los rusos abandonaban sus pueblos y la nieve iba acabando con los alemanes, los soviéticos regresaban casi solo a rematar el trabajo hecho por el invierno.

Lope de Aguirre, conquistador español ambicioso y valiente, otro guerrero, quiso encontrar el Dorado (1650) con una expedición comandada por Pedro de Urzúa de quien se deshizo, al igual que de todo aquel que se interpusiera en su camino hacia la conquista de esa leyenda de oro y poder. Toda esa violencia para que, uno por uno, las flechas que salen silbando de entre el follaje de la selva, acaben con su tripulación y con él mismo, gritando, herido de muerte bajo una manada de pequeños monos, que él es la cólera de Dios.

La escisión del hombre y la naturaleza tiene un precio. Su destino irrevocable es el fracaso ante la grandeza y monstruosidad de la naturaleza, del lado irracional de la vida, del lado oscuro del mundo, aquello que somos y no entendemos, aquello que creemos dominar pero que es solo ilusión, ese dominio es ilusión. Nuestra insignificancia es la realidad, por ahí deberíamos empezar. Por ser humildes. La técnica que el hombre consiga sucumbirá ante una naturaleza que no admite adversarios. No digo que haya que dejar la técnica, la ciencia, la civilización y regresar a las cavernas, pero sí hay muchas costumbres que vamos a tener que dejar, si queremos que haya mundo por más tiempo.

¿Vamos a dominar a la naturaleza? ¿Acaso la estamos dominando ya, ahora, con la medicina, con la tecnología? Nos hacen sentirnos poderosos, y nos pasamos. En algún momento llegará la corrección o seremos expulsados como una molesta piedrecilla en el zapato.

Cuando Jim Morrison dice en su canción: «All the children are insane…» dice que, efectivamente, los niños, los hijos de los hombres y estos, están locos, pues hacer lo que estamos haciendo es una locura. Una locura que no nos puede llevar sino al fin. The End.

Acerca de Javier Revolo

Javier Revolo escribe "Relatos Tóxicos" https://javierrevolo.wordpress.com/ y forma parte de la Asociación literaria Trilce que promueve la creación en lengua castellana en Australia. Vive en Sídney, Australia, y es abogado.
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10 respuestas a The End

  1. Por lo que veo hoy toca reflexión… Y reflexionar sobre el ser humano en masa, como especie, es siempre una desilusión. Un fracaso. Como especie, por lo que se refiere al resto de especies de la Tierra y a la Tierra misma, (incluso respecto a nosotros mismos), probablemente seamos lo peor que existe… Somos como una voraz e inconmovible plaga de termitas para un pedazo de madera.
    Lo único que me consuela es que como los dinosaurios, aunque no por el mismo motivo, obviamente (que en nuestro pecado llevamos la penitencia), desapareceremos de la faz de Gaia, y Ella seguirá adelante…, sin nosotros. Sólo seremos el recuerdo de una fugaz e intrascendente molestia.
    Hasta que Ra se la trague, claro…, que también pasará. Porque como dice mi físico favorito: “Nada importa demasiado… Porque mientras tú lloras, o ríes…, el universo sigue indefectiblemente expandiéndose…”
    Abracito.

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    • Hola Bea:
      Pense que mi entraba era bastante pesimista -por no llamarla negativa- respecto de nosotros los seres humanos, pero llegas tu y en unas cuantas lineas me das una leccion!!! Muy bien.
      Ahora, no quiero estar del todo de acuerdo contigo en este punto, y no quiero por mi natural optimismo -que no se nota en lo escrito, ya se-. Creo que si se puede rectificar y que, de hecho, lo vamos a hacer. Como siempre, a ultimo momento, con la soga al cuello, cuando el mundo se nos comience a venir encima… entonces empezaremos a hacer caso a gente inteligente y no a los piratas de toda la vida. Espero que para ese momento aun quede tiempo y no todo se haya desatado y sea imparable. Tal vez no estemos marcados como los dinosaurios, tal vez nuestro sino no sea desaparecer bruscamente del planeta, espero que el miedo esta vez trabaje a favor de nosotros -de todo el mundo- y no solo de aquellos que se aprovechan de su manipulacion.
      Un abrazote

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      • No era mi intención sonar derrotista… Y en mejores condiciones (que reconozco que ahora no estoy en uno de mis mejores momentos…), soy tan positiva como la que más…, como el que más. De hecho adoro al ser humano…, de uno en uno. Somos fascinantes (sí, fascinantes…) Pero no creo en nosotros en masa. Y mucho menos como especie. Lo siento.
        En cuanto a que reaccionemos a tiempo… ¿No crees que son ya demasiadas las cosas que ya se nos han comenzado a venir encima? Bueno, siempre me queda la esperanza de equivocarme…
        Abracito, siempre.

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      • Bea
        No decia que sonaras derrotista sino pesimista -para mi hay una diferencia-. Me considero un optimista con grandes dosis de pesimismo pero esto ultimo porque no es posible no apreciar lo mal que administramos nuestro mundo. Es verdad qu individualmente la actitud cambia, en el uno a uno la dimension se torna mas positiva, es cuando vemos globalmente cuando nos damos cuenta que no hay porque estar ni siquiera contentos: guerra, expolio, mentira, corrupcion, manipulacion, en fin… todo eso que ya sabemos y que tan hartos estamos de saber.
        Si, es posible que se empiece a desmoronar el mundo, aunque espero que no, de verdad, deseo que todo se vaya recomponiendo y logremos llegar a un acuerdo para hacer un mundo mejor -que no es dificil, con lo mal que esta-.
        Un abrazo Bea y gracias

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  2. Concha Huerta dijo:

    Estupena reflexión sobre la guerra que remueve la impotencia que estamos viviendo por las guerras de la naturaleza. Cuanta fragilidad del ser humano por el azar o autoinflingida. Un saludo

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  3. Hola Concha:
    La guerra es, tal vez, nuestra mayor expresion como grupo agresivo. Luego estan las actitudes mas personales… en todo caso, el saqueo, el expolio que viene sufriendo la naturaleza -ese botin de piratas- comienza a pasarnos factura. Ahora, tambien es posible que solo sea el azar, la conjuncion de factores, y todo lo que esta pasando sea casual. Bueno, del mismo modo habria que reflexionar y establecer algunas lineas basicas de actuacion pues sin duda hay cambios importantes que nos afectan y van a afectar, tal vez para siempre.
    Saludos y gracias por tu amable visita

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  4. Sibisse dijo:

    Hola Javier,

    Es una de esos temas, que traen cola, porque siempre se comentan, pero nunca se llega a nada, más a repetirse los mismos sucesos una y otra vez.
    Es cierto que todos en mayor o menor medida somos responsables, pero resulta más fácil mirar para otro lado, y comentarlo con el que está al lado. Y hasta que no llega alguien capaz de luchar, seguiremos haciendo la mismo, quejarnos y no hacer nada o hasta que no ocurren suscesos desvastadores (como cuando la naturaleza nos domina a nosotros), no tomamos medidas.
    Sólo hay que mirar a nuestro alrededor. Y lo peor de todo es que hasta se considera «normal». Como nos hablan los medios de comunicación, como actúan los grandes líderes.
    Quizá nos falta humildad y no creernos intocables.
    «Me considero un optimista con grandes dosis de pesimismo» te robo la frase porque me siento identificada 😉

    Bss

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  5. Hola Sibisse
    Gracias por tu interesante comentario.
    La actitud arrogante de nuestra especie es un tema manido, cansado de tanto discutirse. Como bien dices, nada se hace. Es que parece que las revoluciones no tiene mucho que ver con las actitudes, con las llamadas a la consciencia de los grupos de individuos. Y lo que necesitamos es una revolucion, no tal vez como las anteriores (dan miedo, tanta sangre, tanto dolor) pero si como la de la pildora anticonceptiva, silenciosa pero definitiva.
    Hay un tipo de hombre y mujer: el ganador/a, que debe ser modificado en su concepto mas intimo, en la necesidad de competir «contra» el otro o en contra de las circusntancias (la naturaleza, por ejemplo) para triunfar. Hay que cambiarlo por denominar exitoso a aquel que colabora en conseguir mejoras para si mismo y los demas. Se que dicho asi parece sencillo y que no lo es, pero este es un aspecto que tiene que cambiar… solo uno.
    Quejarnos es una casi costumbre de un grupo -entre los que me incluyo- pues no vemos otra posibilidad ante aquel que se planta frente al espejo cada manana y se anuda la corbata, se echa colonia, revisa su movil y se va a trabajar. El hombre practico. El hombre adecuado. El que vota por aquellos que «crean trabajo». Nosotros, los que nos quejamos y estamos cansados de quejarnos, esperamos la revolucion.
    Un abrazo Sibisse
    P.D. Te cuento que llevo entrando en tu blog muchas veces y trato de dejar un comentario al magnifico poema que has escrito, pero no me lo permite… no se si ha cambiado algo en tu pagina o yo en la mia. En fin, lo digo para que mires si se puede hacer algo.

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  6. Sibisse dijo:

    Hola de nuevo,

    Hay una frase que dice: «Para dominar la naturaleza primero se debe aprender a obedecerla» (El nombre de la rosa). Tengo que decir, que yo me incluía en los idealistas que pensábamos que podíamos cambiar el mundo, mejorarlo, sin embargo me di cuenta que una persona sola no puede hacer grandes cosas.
    Quizá sea el desanimo, lo que nos hace permanecer quietos y seguir a la deriva. Pero siempre confías en que algo cambie, en mejorarlo y mientras eso siga ahí, todo puede ser posible. Y de a acuerdo con todo lo que comentas.

    Perdona que te lo deje por aquí (no hay otra vía :S), pero ya he revisado lo de los comentarios, la verdad es que no sé que pudo pasar, espero que ahora se haya arreglado.

    Bss

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    • Hola Sibisse:
      Solo se debe dominar, domesticar, aquello que consideramos salvaje y por lo tanto peligroso. La naturaleza es, por definicion, salvaje y peligrosa, pero debemos dominarla? en todo caso, es muy pequena la porcion de naturaleza a lo que llamamos naturaleza, lo que nos reduce a un panal de hormigas tratando de dominar su infima porcion de selva y creernos los duenos del universo.
      Podemos si, intentar dominar lo verdaderamente salvaje: nuestro corazon. El corazon humano es peligroso cuando se motiva por ambicion. Peligroso e insensato. Ya vemos los inicios de lo que hemos ocasionado, el malestar de nosotros mismos, la posibilidad de nuestra extincion.
      Confio que todo cambie y no sea igual a lo que se ha vivido hasta hoy, no queda mucha fuerza para apoyar ese optimismo, pero no pierdo el optimismo. Espero que le hagamos caso a los inteligentes y sabios que hay en el mundo, y aquellos que ya no estan pero nos dejaron sus ideas.
      Gracias de nuevo por tu reflexion
      Un beso
      P.D. Voy a ver como esta tu blog

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