OJOS

Tus ojos no guardan nada en esa transparencia que los hace profundos, refulgen sobre tus labios cuando muestran el mármol húmedo de tu sonrisa.

Eres una diosa encerrada en una cárcel de piel y huesos, tu poder trasluce bajo ese pantalón de una modernidad insultante, bajo esa apariencia de espejo retrovisor, de audífonos de hielo, de sonrisa televisiva. Sé que no eres esa, sé que eres mi Afrodita enjaulada, sujeta por un tiempo que no es tuyo ni es mio, ni será de nadie, solo que estaremos lejos para contar esos números que pasan, y eso nos mantendrá cerca, seremos uno en el tiempo, dos gotas, agua de estanque que cae en forma de lluvia, separados pero unidos en nuestra clepsidra.
Y hoy que te vuelvo a ver en el autobús con esa mirada de oro y sonrisa de teléfono inmóvil, me duele, me duele el corazón de poeta que no tiene poesía, que solo posee ese reflejo de ti, reflejo que se expande por un momento y entra en mi habitación de viaje, en mi oscuridad móvil, para irse disolviendo en la lluvia que somos, para que caigas en otros ámbitos y te vuelvas a expandir formando una cosa: el vaho del recuerdo. Recuerdo de tu olor, de tu reflejo, de tu mirada. Bajas del autobús y ni siquiera me has mirado, las puertas se cierran en el mundo que no es mio y mi habitación queda manchada con el color de tus ojos hasta que mi mundo también me absorbe y dejamos de ser lluvia para volver a ser indiferenciado lago.

Acerca de Javier Revolo

Javier Revolo escribe "Relatos Tóxicos" https://javierrevolo.wordpress.com/ y forma parte de la Asociación literaria Trilce que promueve la creación en lengua castellana en Australia. Vive en Sídney, Australia, y es abogado.
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3 respuestas a OJOS

  1. Hola, Javier:
    Me alegra mucho leerte. Hoy -que tu tiempo ha perdido su forma acostumbrada-, más que nunca. Lo sabes. Porque brindar por tus textos, -sin tus textos-, es triste y deja un regusto amargo en la boca. Es triste, sí. Como beber a solas. Como escribir sin saber si habrá alguien al otro lado para leer.
    Llegas con un hermoso texto que apenas cuenta nada y lo sugiere todo. Un texto ostra… Por las bellas perlas que esconde.
    Los cien caminos que pones sobre el tapete, que dibujas sobre el lienzo, que insinúas hábilmente palabra tras palabra, son una promesa de vida. Siempre hay más. Siempre hay algo más… Tras una sonrisa de mármol. Tras una mirada de profunda transparencia. Incluso tras unas puertas que indolentes se cierran.
    Y siendo agua de estanque, de nube o -¿por qué no?- de clepsidra…, podemos renovarnos o morir… Derramarnos -a través de lo que contamos- lloviendo allí donde hasta hoy no ha llovido nunca.
    Para que siempre, al fin, -con la poesía que tú sí posees en tu corazón de poeta- puedas…, sobre el vaho que condensan en nuestra piel los recuerdos, escribir valiente…, la penúltima de tus palabras.
    Gracias por escribir.
    Cuídate

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    • Querida Beadealejandria!!
      Ojos que no nos ven, que estan a una distancia salvable, puede ser, sean motivo de letras viajeras, de palabras-naufrago, Robinsones con forma de letras en islas alejadas de alguien que las pronuncie.
      Tus relatos maravillosos siguen una senda esplendida y, desde aqui, desde este tiempo metamorfoseado en horario, sigo celebrando tus palabras. No entristezcas si no estoy tan presente como antes, querida Bea, sabes que a esto no hay modo de renunciar por que este amor, aunque te cause gran dolor, es irrenunciable: escribir.
      Gracias, tus palabras mejoran lo que yo escribo.
      Un beso

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  2. felipejpg dijo:

    Reblogged this on Felipe J. Piñeiro García and commented:
    Poesía de Javier Revolo

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