Rejas de aire

Teresa, sentada al borde de la cama, mira las rejas de la ventana y se pregunta por qué no hizo caso a sus padres cuando aun era joven, cuando todavía estaba a tiempo. Su padre le hablaba y su madre escuchaba desde la cocina, él le decía con su voz apacible que esa gente con la que iba solo le traería problemas, muchos problemas. Pero ella era muy orgullosa a sus dieciséis años, nadie le podía decir qué debía hacer o con quién debía de ir o no ir, así que salía de casa dando portazos e insultando entre dientes.

Era la hora de comer. Se abrieron las puertas y fue al comedor. Las mismas caras aburridas, amargadas por el encierro. Se sienta casi siempre al lado de la más joven e intercambian algunas bromas intentando esquivar una mirada vigilante.

Después de la comida fue a trabajar a la lavandería: montones de sábanas, toallas manchadas, ropa con olores de cuerpos que podía reconocer, no sentía asco, separaba las prendas por colores y hacía su trabajo, maquinalmente, pensando que nunca saldría de allí: nunca. Y volvía a recordar a sus padres, su casa con jardín, su ropa limpia, sus palabras, sus voces.

Su marido se levantó de la mesa con una sonrisa. Teresa ¿por qué te tomas todo tan en serio? -dice mientras ayuda a plegar una de las toallas- no necesito las camisas hasta el jueves, mi amor, el congreso es el fin de semana. Solo serán tres días. Por cierto, deberías aprovechar para salir un poco, ver a tus amigas, ir de compras, te vas a volver loca de estar tanto tiempo en casa detrás de los chicos, eso no es vida.

Acerca de Javier Revolo

Javier Revolo escribe "Relatos Tóxicos" https://javierrevolo.wordpress.com/ y forma parte de la Asociación literaria Trilce que promueve la creación en lengua castellana en Australia. Vive en Sídney, Australia, y es abogado.
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12 respuestas a Rejas de aire

  1. jcplanells3 dijo:

    Un relato que hace pensar muy profundamente en él. Muy bueno.

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    • Gracias J.C., Siempre me alegra que te guste algo escrito por mi.
      La historia tal vez requiera de alguna correccion pero la idea me cautivo desde el principio: hacer de la rutina una prision.
      Recibe un abrazo

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  2. siempre un placer leerte!!
    muah!

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  3. Sibisse dijo:

    Como han dicho, un relato que hace pensar y muy de vida. Me ha gustado 🙂

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    • Hola Sibisse:
      Gracias por tu amable comentario. Alguien me dijo que ya no era asi, que las mujeres ahora ya no son esclavas, que todo esto ha cambiado mucho. Creo que no hay que ver este relato como que el marido es un hombre malo o un machista de los de antes, sino que el mundo de lo cotidiano, de los quehaceres domesticos, de la rutina embrutecedora puede convertirse en una prision pues la persona se disuelve sin ser ella misma, sin dar salida a sus anhelos -profesionales, existenciales-. Mucha gente -hombres y mujeres- vive eso, no solo en la casa, tambien en la oficina, en un trabajo rutinario y, como dije, embrutecedor.

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  4. jcplanells3 dijo:

    Exacto, es eso que dices. Y no, no requiere corrección alguna. Consigues hacer eso que a mi me gusta intentar a veces, sugerir y sorprender, y que, realmente, es muy difícil conseguir (la prueba es que muchas gente no guste de que les sugieran y les sorprendan en las historias… sino que se lo den todo mascado).

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  5. Hola J.C.
    Tengo discusiones con un viejo amigo sobre como llegar al lector. Siempre esta aquello que decimos: el artista produce independientemente del publico. Algunos se acercaran y otros no.
    Mi amigo es complicado. El escribe de modo sinuoso, su camino no es facil, seguirlo requiere de un conocimiento profundo del idioma (ingles) pues el se dedica a destrozarlo, con conocimiento de causa, tratando de dar nuevas posibilidades a las historias y a las mismas palabras que las componen. Pero una vez hecho esto, se pregunta: Me leera alguien?
    Todo esto por la parte final de tu comentario: «…mucha gente no guste de que les sugieran y les sorprendan en las historias… sino que se lo den todo mascado.»
    Y sabemos la respuesta. Tanto es asi que seguimos escribiendo.
    Yo le digo a Paul que no se haga mas problema con el tema de si lo leeran o no, le pregunto: disfrutas? gozas con encontrar el camino en el laberinto? eso es.
    Un abrazo J.C.

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  6. Antonio José Jimeno Duce dijo:

    Vaya !!!! no me extraña que no tengas tiempo para dormir, con tanta casa virtual por estos mundos internautas.

    Un abrazo antipodo

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    • Hoal Antonio!!!
      Jajaja es verdad, pocas horas de suenyo, muchas ganas de escribir, de leer, de estar con mi hijo y de trabajar bien, todo se junta pero te aseguro que se puede -tu lo sabes- todo es cuestion de organizarse.
      Tendre muchas casas pero lo importante es que esten bien mantenidas y que quien se asome pase un buen momento.
      Recibe un fuerte abrazo querido Antonio, como siempre…y bienvenido!!!

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  7. Elena dijo:

    La prisión de la rutina, muy buena metáfora, por un momento conseguiste engañarme. Llegar al lector…la pregunta es ¿a qué lector? Porque hay de muchos tipos, por suerte. Hay literatura buena, que se puede apreciar, pero no te llega, otras en cambio te marcan. Como dices tú, lo importante es disfrutar. Un beso!

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  8. Hola Elena:
    Jajaja Elena, no se trata de enganyar, la forma tenia que ser esa para ocasionar la sensacion de realidad entre la prision y la rutina.
    En cuanto al lector, tal vez haya que llegar al lector que tenemos dentro (no me gusta esa dicotomia dentro/fuera), al lector que somos nosotros. Si llegamos a conseguir un texto que leeriamos con delectacion si fuera de otro, disfrutando de cada linea, entonces es que nos vamos acercando con lo escrito al lector que queremos para nuestros textos, ese lector agradecido que vive en nosotros.
    Vamos, todo esto dicho sin ninguna pretension, solo como lector apasionado que es lo que soy.
    Un beso Elena

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