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Hasta cuándo
como te llamas,
Esta entrada fue publicada en Narrativa, Poesia y etiquetada cansancio, cliches, etiquetas, mentiras, prejuicios, tiempo. Guarda el enlace permanente.
Querido Javier…
Que de verdad eres… 🙂
Se te nota…, como enfadado. No en general, claro que no… Sé de tu carácter alegre y tu risa pronta… (Vale, sólo “leída”, pero te he “visto” muchas veces sonreír y algunas carcajadas “nos hemos echado juntos”….) No. Me refiero a enfadado con esa clase de individuos que tanto abundan -por desgracia- y tanto desasosiego te causan. Confieso: A mí también.
Se intuye tu rabia -e incluso tu tristeza- para con toda esa gente que vive como de prestado…. Sin ser consciente de que vive… “Por” y “para” fuera. Un poco de mentiras. Un poco “pose”. Un poco mala personas también. Para qué nos vamos a engañar… 😦
Me siento muy identificada con tu sentir…
Y además… ¿Sabes? Me has recordado a Reverte. Mi adorado y admiradísimo Arturo Pérez-Reverte… No sé si te gustará…, pero muchas veces, en ciertos aspectos, me recuerdas a él…
¿Has leído “El pintor de batallas”? Uaaauuuu! Es increíble. Me atrevo, si no la has leído, a recomendártela encarecidamente… Es impresionante.
He de confesar que no soy muy objetiva porque yo adoro y he leído todos sus libros… Pero “El pintor de batallas” es un lujo. Lo leí hace ya muchos años… Recuerdo que no es un tocho, no es muy gordo, pero sí muy intenso.
¡Dios! Me dio tanta pena cuando lo leí… Pensé: ¡Madre mía, qué mal está este hombre! Cuánto dolor arrastra…, cuánta rabia, cuánta impotencia…
Y como desde hace mucho que ando…, como “enamoriscada” -platónicamente- de él… (jajaja), me produjo una profunda tristeza sentirlo tan “destrozado”, tan vulnerable, tan roto… Ya sabes…, imagino que despertó mi instinto protector devenido del atávico instinto maternal…
El libro relata lo que un fotógrafo de guerra ha vivido durante toda su vida… Todo lo que ha visto. Lo que ha sentido… Cómo le ha afectado. (Recuerdo que tiene algún paraje especialmente duro y cruel.) Esto gira en torno a una trama que -pese a ser el hilo conductor del libro, a mí me parece secundaria- cuenta como un antiguo “conocido” acude a su retiro para matarlo…
Bueno. Pues lo que he sentido me ha evocado de alguna forma este libro, aunque evidentemente no es tan crudo tu poema ni encierra tan exacerbado dolor…
Está muy bien, Javier.
“Hasta cuándo”, comienzas diciendo, -y de hecho así lo titulas-, y quiero intuir que es como que aún albergas la pequeñita esperanza de que un día cambien…, ¿no? “¿Hasta cuándo?” “¿Cuándo cambiarás por fin?”
Describes, -condensado en un par de palabras-, sus formas y sus poses. Nos los retratas con aquello con lo que se identifican como si no existiera nada más en sus vidas. Tan vacíos. Tan absurdos.
Cascarones insulsos que adolecen del virus de la inhumanidad, como el que sufre eternamente un sarampión que acaba afectando a todo el que rodea.
Me da la sensación de que los conoces bien… De hecho creo recordar haber leído que te los cruzas “demasiado” a menudo… Sí es triste, amigo. Ya lo siento.
Pero, voy a quedarme con lo bueno… Mira, para no variar… Voy a quedarme con el título… ¿Hasta cuándo?, y con el rayito de esperanza que nunca hay que perder… Quizá ocurra algo en sus vidas, un día, que los despierte y los haga cambiar… O cuanto menos…, ojalá que un día cambie la tendencia -que no lo parece, pero bueno…- y vayan desapareciendo en número todos esos rostros de plástico, patéticos apretones de manos, efusivos adioses…, y cada vez haya más gente “de verdad”. ¡Ojalá! 🙂
Me ha encantado, Javier.
Gracias, como siempre. Y como siempre un cariñoso abrazo, y mis mejores deseos…, amigo.
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Hola Bea! mi querida Beadealejandria… siempre tus comentarios están llenos de vida, de sabor, de interés. Si me lo permites voy a llamarlos -de un modo un poco ampuloso- «comentarios hedonistas». Es un adjetivo que no suelo usar, pero siento que cuando escribes -lo que sea- tienes esa capacidad de disfrutar al mismo tiempo que vas trasmitiendo tus ideas y emociones, y eso se nota en el modo que ordenas las palabras, en el énfasis que usas; así es como llegas con facilidad y nos haces disfrutar a los que te leemos.
Cansancio. Tal vez eso fue lo que me impulsó a escribir esto. Cansancio y enfado, y un modo de disgusto -por no llamarlo desprecio- por toda esa basura. Pero bien, una vez parido, hay que levantar la cabeza y ver que tenemos mucha gente buena, inteligente y honesta a nuestro alrededor que merecen tiempo y carino, gente con la que podemos disfrutar, con la que reímos y que nos incentivan, sin rollos extranyos, aquello que hacemos y amamos. Por ellos hay que trabajar, leer, escribir y sonyar. Gracias a ellos podemos ser quienes somos, poco a poco, a nuestro paso, pero esas personas siempre nos dan su apoyo y paciencia y, muchas veces sin darse cuenta, hacen nuestra vida mejor. Los otros, los amargados… que se vayan a tomar aire, que quieres que te diga 🙂
Perez Reverte es un gran escritor. El libro que mencionas «El pintor de batallas» lo leí hace mucho tiempo, cuando recién salio, y me gusto aunque, si soy franco, no creo haberlo disfrutado y aprovechado tanto como tú. Debe ser que no lo leí en un buen momento o, simplemente, -y esto me ha pasado algunas veces con el- su forma de contar me puede resultar algo melodramática o a veces encontré algunos lugares comunes que me desanimaron un poco. En todo caso, siempre que puedo lo leo y se trata, en todo caso, de una cuestión de gusto pues su calidad esta fuera de toda duda.
El comentario que haces me parece justo, creo que Perez Reverte algunas veces escribe desde el cansancio y el enfado, desde las «tripas» como se suele decir, para usar también un lugar común 🙂 Es un escritor honesto y directo, que detesta muchas formas de lo «correcto». No puedo estar mas de acuerdo con el. No son buenos tiempos para esos tipos de «correcciones», de decencias, de maneras apocadas de estar en el mundo que lo único que ocasionan es dejar el camino libre a los cobardes violentos que se sienten fortalecidos con ese estado de cosas y van desparramando sus intransigencias ignorantes a manos llenas.
Se me nota enfadado en este poema… es cierto, muchas veces me enfado, pero se me pasa muy pronto. Te aseguro que no me quita tanto tiempo ni sentido del humor el observar esa caterva de desgraciados que pululan por nuestras ciudades, llenos de si mismos, enfadados con el mundo, victimas y verdugos de ellos mismos. Los cruzo, los miro, y sigo con una sonrisa en la cara, pero no de superioridad -no me siento mejor a nadie, tampoco peor, solo puedo ser quien soy- sino de protección, de reserva; tampoco es que «los entienda» y los mire por encima del hombro, simplemente, de veras, no hay mucho que hacer con ellos, están tan metidos en sus armaduras, en sus caparazones: religión, nación, clase social, profesión, popularidad (si fuera psicólogo diría que esas luchas esconden otras cosas)… en fin, que solo se corre riesgo de acabar mal si tratamos de hacerles entender algo.
En fin, lo dicho, querida Bea, nos queda mirar a nuestro alrededor y hacer felices a aquellos que queremos y respetamos, cuidarlos, desear que vivan mucho tiempo, no solo por o para nosotros, sino porque el mundo siempre sera un poco mejor con ellos. Y a los amargados… pues que les den! jajajaja
Un beso querida amiga, desde aquí, tus antípodas, que tengas un día extraordinario y que los relatos vengan a ti desde el fondo. Nos leemos pronto!
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Uys! Sorry.
La primera en la frente!
No es «Que de verdad eres…»
Sino «Qué de verdad eres…»
Y debería ir con exclamaciones. Con muchas.
Jajaja… Parece mentira…, ¿aún no he aprendido a acentuar con propiedad?!!!
Sorry de nuevo 😦
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Javier sigue urgando en ese pozo oscuro que encontraste, en este mundo nublado por el mismo hombre. Exitos un abrazo.
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Hola Tío! Como siempre me alegra saber que me lees, espero no defraudarte… Recibe un fuerte abrazo!
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En la oscuridad hay belleza Javier, lo mismo que el silencio está cargado de murmullos…
Me ha encantado, sobre todo porque ese plástico al que te refieres, para mi es una máscara, la máscara social que hace que uno se pierda en todos, sin llegar a ser nunca nada ni nadie, sin saber quien será finalmente. Perdidos entre promesas impías, soñando con sueños que otros te regalan sin darte después nada, engañado por ellos, pero más por uno mismo.
Un abrazo enorme querido Javier
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Hola estimado Felipe:
Es un poema que, como le digo a Bea, nace del cansancio y el enfado. A veces no soporto que algunas mascaras se hayan convertido en ejemplos a seguir, modelos a imitar… en fin, solo pido que se vaya mas alla de lo que nos viene de fuera, pensar y sentir de acuerdo a nuestros criterios, desear tener ideas propias.
No se si hay una Verdad, estoy mas de acuerdo con la idea de verdades, entiendo el mundo desde esa perspectiva que, de algún modo, es abierta, pues permite a los otros tener sus motivos sin que yo intente sobreponer los míos. Lo básico es que no se cause danyo innecesario ni se atente contra la libertad de los demás. Por qué tiene que ser tan difícil?
Ojala algún día veamos un mundo mejor!
Un abrazo Felipe! nos leemos pronto.
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Son bobos, Javier. Muchas veces, víctimas y verdugos de su propia estupidez ¿Por qué darles tanta importancia? Déjales que se pavoneen si quieren. Por lo que a mi respecta, ni siquiera me enfadan. Me resbalan. Un abrazo primo.
Miguel
PD: Aunque si sirven para despertar tu poesía, ya sirven para algo útil. ¡Bienvenidos!. 🙂
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Hola Javier,
Yo no sé si será cansancio, enfado o disgusto o mejor dicho rabia, y si es así todo ello a conseguido sacar de ti algo mucho más valioso. A mí personalmente me ha encanto, es una realidad cercana, quizás demasiado cercana, y lo que aquí escribes para mí es una forma de gritarle al mundo lo que se mueve por tus entrañas. Al menos esa es mi impresión.
Espero retomar las visitas por este tu “hogar” y seguir leyendo todo lo que escribas =)
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Querido Miguel:
Son bobos, es verdad, pero no hay que subestimar su poder destructivo. Mira como esta el patio si no. Claro que no hay que tomarse las cosas demasiado en serio, estoy de acuerdo, pero si no nos ponemos en nuestro sitio a lo peor creen que tienen razón de ser como son y eso nos mantiene en este status quo… en fin, nada mas que trazar la linea y no dejarnos llevar por la marea de la idiotez, eso es todo, y no es poco pues estoy convencido que todo seria un poco mejor.
Recibe un fuerte abrazo maestro!!
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Querida Sibisse!
Extranaba tus comentarios y visitas, me alegra mucho verte por aqui otra vez! Te he visitado varias veces, espero que retomemos nuestra lectura, sabes que admiro y disfruto lo que escribes en tu blog.
Un beso y gracias
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